Se define crisis, brotes o escalones de crecimiento a las situaciones donde el bebé parece no estar conforme con el pecho materno. En general, la mayoría de los bebés experimentan estas situaciones a una edad similar, lo que nos permite entender su comportamiento (aunque pueden “adelantarse” o “retrasarse levemente”, o bien, puedes no notarlas).
Crisis de los 17-20 días de vida:
Los bebés son bastante regulares los primeros días de vida, suelen comer y dormir en ciclos regulares y previsibles. En la tercera semana de vida los bebés experimentan la primera crisis de demanda y su comportamiento se modifica:
- Quieren mamar continuamente, lo que puede traducirse en no soltar el pecho o comer cada 30 minutos.
- O pueden llorar desesperados si no tiene el pecho en la boca.
- Regurgitan leche en cantidades considerables pero quieren seguir mamando.
El bebé necesita aumentar la producción de leche de su madre y sabe perfectamente cómo hacerlo: mamar sin tregua durante un par de días, aumentando así la producción láctea.
Una vez logrado el objetivo, el niño volverá a hacer tomas más espaciadas y la lactancia retomará su curso más tranquilo.
Si el niño ha recuperado el peso del nacimiento (aproximadamente a los 15 días) y las deposiciones indican que el bebé está comiendo de manera óptima, la madre puede estar tranquila.
Sí serán días muy intensos, así que mucha paciencia y busca ayuda en tus redes de apoyo.
Crisis de las 6-7 semanas:
Hacia el mes y medio de vida, los bebés y sus madres viven la segunda gran crisis de lactancia. De nuevo, el niño necesita más volumen de leche y sabe perfectamente cómo conseguirlo:
- Incremento de la demanda y del número de tomas
- Conducta alterada por parte del niño cuando está en el pecho: se pone muy nervioso, mama dando tirones, llora en el pecho, arquea la espalda (con el pezón en la boca), tensa las piernas.
- Al parecer, en este momento también se produce un cambio en la composición de la leche, cuyo sabor varía de forma transitoria a un sabor más salado, y a algunos niños no les gusta el cambio.
Al igual que en la crisis anterior, una vez normalizada la situación, (aproximadamente en una semana), los niños recuperan el patrón de lactancia anterior a la crisis.
Crisis de los los 3 meses:
Es quizás la más “delicada” y compleja, ya que afecta a la madre y al bebé y la situación tarda un mes, aproximadamente, en resolverse:
El bebé ya no pide pecho tan a menudo y hace ahora tomas de escasos minutos, se distrae por cualquier cosa y a menudo rompe a llorar al poco rato de haber empezado a mamar. Sólo parece mamar bien y tranquilo cuando está dormido.
La madre notará los pechos blandos y el bebé engorda menos, lo cual es perfectamente normal a medida que crecen, pero puede reforzar la sensación de que pasa hambre.
A menudo, hay una disminución en la frecuencia de las deposiciones del bebé (si hasta entonces hacían varias veces al día, pueden pasar a hacer sólo una o incluso pasar varios días sin tener deposiciones). Dado que hasta ahora las deposiciones también se interpretaban como medidores de la ingesta de leche, la madre puede atribuirlo también a ingesta insuficiente.
Por todo lo anterior, en esta etapa es muy común el uso de suplementación con leche artificial y el destete precoz. Pero la verdad, es que todo lo que ocurre es perfectamente normal, parte de la maduración y crecimiento de tu bebé, y pronto pasará.
Procura favorecer un ambiente relajado para amamantar, sin demasiados estímulos y ofrecer el pecho a libre demanda y en señales tempranas de hambre.
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